jueves, 23 de mayo de 2013

            Pequeñas Maneras de Amar al Prójimo 

- Aprenderse los nombres de la gente que trabaja con nosotros o de los
que nos cruzamos en el ascensor y tratarles luego por su nombre.

- Estudiar los gustos ajenos y tratar de complacerles.

- Pensar, por principio, bien de todo el mundo.

- Tener la manía de hacer el bien, sobre todo a los que no se la
merecerían teóricamente.

- Sonreír. Sonreír a todas horas. Con ganas o sin ellas.

- Multiplicar el saludo, incluso a los semiconocidos.

- Visitar a los enfermos, sobre todo sin son crónicos.

- Prestar libros aunque te pierdan alguno. Devolverlos tú.

- Hacer favores. Y concederlos antes de que terminen de pedírtelos.

- Olvidar ofensas. Y sonreír especialmente a los ofensores.

- Aguantar a los pesados. No poner cara de vinagre escuchándolos.

- Tratar con antipáticos. Conversar con los sordos sin ponerte
nervioso.

- Contestar, si te es posible, a todas las cartas.

- Entretener a los niños chiquitines. No pensar que con ellos pierdes
el tiempo.

- Animar a los viejos. No engañarles como chiquillos, pero subrayar
todo lo positivo que encuentres en ellos.

- Recordar las fechas de los santos y cumpleaños de los conocidos y
amigos.

- Hacer regalos muy pequeños, que demuestren el cariño pero no crean
obligación de ser compensados con otro regalo.

- Acudir puntualmente a las citas, aunque tengas que esperar tú.

- Contarle a la gente cosas buenas que alguien ha dicho de ellos.

- Dar buenas noticias.

- No contradecir por sistema a todos los que hablan con nosotros.

- Exponer nuestras razones en las discusiones, pero sin tratar de
aplastar.

- Mandar con tono suave. No gritar nunca.

- Corregir de modo que se note que te duele el hacerlo.

La lista podría ser interminable y los ejemplos similares infinitos. Y
ya sé que son minucias. Pero con muchos millones de pequeñas minucias
como éstas el mundo se haría más habitable.


Les dejo el siguiente video trata de ti y de como podemos cambiarl el mundo



         Cuando el Prójimo Tiene Nombre y Apellido






 No es difícil amar al prójimo si lo tomamos como colectividad. Sin embargo, las cosas cambian cuando se trata de amar a una persona en particular. En el caso de algunos, el amor al prójimo se limita a los donativos que hacen a una determinada entidad de beneficencia. Claro, es mucho más fácil afirmar que amamos al prójimo que amar de verdad a un compañero de trabajo que nos trata con frialdad, a un vecino desagradable o a un amigo que nos ha fallado.

 En este aspecto de amar a un individuo en específico podemos aprender mucho de Jesús, quien reflejó a la perfección las cualidades de Dios. Aunque vino a la Tierra para quitar el pecado del mundo, demostró amor a seres humanos concretos: a una enferma, un leproso, una niña... (Mateo 9:20-22; Marcos 1:40-42; 7:26, 29, 30; Juan 1:29). De igual modo, nuestro amor al prójimo se revela en el trato que damos a las personas con quienes nos relacionamos día a día.

 Nunca olvidemos que el amor al prójimo está ligado al amor a Dios. Jesús ayudó a los pobres, curó a los enfermos, dio de comer a los hambrientos y, además, enseñó a las multitudes. ¿Por qué lo hizo? Porque quería ayudarlos a reconciliarse con Jehová (2 Corintios 5:19). Él efectuó todas las cosas para la gloria de Dios, y jamás perdió de vista el deber de representar a su amado Padre y ser un fiel reflejo de su personalidad (1 Corintios 10:31). Si imitamos a Jesús, nosotros también amaremos de verdad al prójimo, al tiempo que nos mantendremos separados del mundo, es decir, de la humanidad malvada.


                                AMOR AL PROJIMO


¿Qué implica amar al prójimo?

“Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo.” (MATEO 22:39.)

¿QUÉ espera Jehová de sus siervos? Jesús lo resumió en unas cuantas palabras sencillas y profundas: el primer mandamiento es amar a Jehová con todo el corazón, alma, mente y fuerzas (Mateo 22:37; Marcos 12:30). Como vimos en el artículo anterior, esto implica hacer lo que Dios manda y corresponder de este modo al amor que él nos muestra. Quienes amamos a Dios no vemos esto como una carga, sino como una delicia (Salmo 40:8; 1 Juan 5:2, 3).

Jesús luego mencionó un segundo mandamiento que, como él mismo señaló, está muy relacionado con el anterior: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Es oportuno centrar la atención en este mandamiento, pues hoy reina el egoísmo, que no es otra cosa que amor mal dirigido. En su descripción inspirada de “los últimos días”, el apóstol Pablo escribió que las personas no amarían a sus semejantes, sino a sí mismas, al dinero y los placeres, y que a menudo ni siquiera tendrían “cariño natural” o “amor familiar” (2 Timoteo 3:1-4, Barclay, nota). De igual modo, Jesucristo predijo: “[Muchos] se traicionarán  y se odiarán”. Y agregó: “Se enfriará el amor de la mayor parte” (Mateo 24:10, 12).

 No obstante, notemos que Jesús no mencionó que disminuiría el amor de todos. Siempre ha habido y habrá quienes le den a Jehová el amor que pide con todo derecho. Y como lo aman de verdad, procuran ver a sus semejantes como él los ve. Ahora bien, ¿quién es el prójimo al que debemos amar, y de qué maneras podemos hacerlo? Las Escrituras nos ayudan a responder estas preguntas clave.


                                    Amor al Prójimo 





 El Amor al prójimo es algo sobre lo que se habla entre la mayoria de los Cristianos. Muchas personas piensan que incumplen este Mandamiento y es por eso que se entristecen porque no es que no quieran amar al prójimo sino que no saben cómo hacerlo. Somos muchos los que nos hemos preguntado cientos de veces ¿cómo podemos empezar a amar al prójimo?. Sólo existe una manera de APRENDER a Amar al prójimo, y es, pidiendole a nuestro Creador que nos enseñe a vivir de forma Espiritual para que la maldad humana no pueda afectarnos ni interferir en el servicio que prestamos  en nuestras vidas cotidianas.

 El Amor no es algo que sea facil de obtener. El Amor no ha de confundirse con las pasiones o deseos carnales. El Amor sólo viene  y es el mayor de los regalos que nuestro Creador pueda concedernos. Todos deseamos ser amados pero no todos logramos que nuestros hermanos/nas nos amen. Todos deseamos amar a nuestro prójimo pero no todos logramos amar al prójimo como quisieramos. ¿Cuántas veces no hemos leído "palabras" de amor de nuestros hermanos y hermanas que sólo quedan en eso, palabras?. Yo soy una persona que desea amar de todo corazón al prójimo, pero confieso que me cuesta mucho amar sin acercarme a las personas. ¿Por qué?. Porque cuando me lo planteo lo hago de forma humana y no de forma espiritual. Humanamente, y en la mayoria de los casos, preciso del contacto visual para sentir ese amor del prójimo (cosa que no me pasa). Si permito que el Espiritu actue en mi de forma constante, puedo amar espiritualmente, pero desconecto de mi parte humana y me cuesta mucho regresar a esa parte humana despues, pues en lo mundano siento gran tristeza y vacío y pierdo enfoque humano para transmitir de forma humana. Supongo que haber experimentado esto es por lo que muchas personas pueden caer en el error de confinarse en algún tipo de "secta" apartados del mundo real.

Desde que tenemos acceso a internet, a muchos les resulta mucho mas "facil" conectarse a la "red" a la espera de estar realizando un servicio , transmitiendo Su Palabra (o entendimiento de la misma si se da el caso) por este medio en lugar de estar en algún lugar en concreto en donde poder ver a las personas cara a cara. Por eso he querido traer hoy este tema aquí. Me gustaría que nos planteasemos seriamente de qué forma podemos Amar al prójimo sin demostrarlo sólo a través de internet por el sólo hecho de venir y escribir (o copiar y pegar) todo cuanto se nos ocurre, según qué y cuando y siendo totales desconocidos (los unos para los otros) en la mayoría de los casos. Son muchos los que han montado sus webs (a modo de "iglesias" cibernéticas) y se expanden y cambian de un modo mucho más rápido que aquellas que están dando la cara por el mundo no cibernético. ¿No resulta cada vez más dificil despegarnos del pc de este modo?. ¿Estamos realmente cumpliendo con nuestro deber Cristiano?. No es mi deseo dudarlo, pero me gustaria ir un paso más hacia delante si fuese posible.